viernes, 13 de febrero de 2009

PRUEBAS DE LA VALIDEZ DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN

Este tipo de teorías no se puede probar en un laboratorio a la manera tradicional porque la evolución requiere mucho tiempo, no obstante, existen pruebas de su veracidad. Pero, para ello, hay que dejar claro que el hombre no tiene capacidad por si mismo de crear ninguna especie animal (por el momento, ya veremos en cuanto avance la ingeniería genética).

El hombre no puede volar, pero puede aprender las leyes naturales que posibilitan el vuelo y utilizándolas, volar de manera artificial. De igual forma, el hombre no puede crear especies nuevas, pero si conoce el proceso de creación de estas, puede llegar a hacerlo artificialmente.

Según la teoría de la evolución, las especies evolucionan de unas a otras al adaptarse a un nuevo medio. Por ejemplo, la escasez de alimentos, la presión de los depredadores u otra causa pudo obligar a una especie de primitivo hipopótamo a buscar alimento en las orillas del mar; los sucesivos descendientes fueron adaptándose a este nuevo medio hasta convertirse en los cetáceos actuales.

Demostración: si el hombre coge un animal y lo cambia de medio ambiente, puede aprovecharse de esta teoría para crear especies nuevas, siempre que espere el tiempo suficiente para que la especie originaria se transforme en la nueva. De esta manera el hombre transformó al lobo (Canis lupus) en una nueva especie llamada perro (Canis familiaris); o el javalí (Sus scrofa) en el cerdo (Sus domesticus); o el uro (Bos taurus primigenius) en el toro y vaca domésticos (Bos taurus), etc, etc. Y lo hizo sustituyendo la selección natural que es aleatoria por una selección artificial dirigida por el hombre, durante miles de años, en busca de una rentabilidad.